Pues esta es un dura verdad que tenemos delante de nuestras narices... Sólo un milagro evitaría el descenso del mítico Vayvén a la tercera división local, es decir... el infierno.
Cierto es que en lo objetivos del equipo no estaba el ascenso a primera, pero ni mucho menos el descenso a tercera. Atrás quedan trofeos de verano y premios a la deportividad. La venta de algunos jugadores y el mal acierto con algún que otro fichaje (que no viene a jugar... ni vendrá) han provocado el caos deportivo.
Terminaremos esta temporada con la cabeza bien alta, intentando justificar cada derrota, cada gol fallado y cada minuto sin esfuerzo en el campo, pero hay muchas cosas que mejorar de cara a la próxima temporada, en la que habrá sorpresas y muchos cambios , ¿verdad ACE? jeje.