lunes, 14 de noviembre de 2011

FUGA DE ALCATRAZ




Dentro de los intentos de evasión, hay varios de estilo alocado y desesperado, como lo fue el primero que hubo, el de Joseph Bowers, el 27 de abril de 1936. Cumplía este preso una condena de veinticinco años por un robo de 16,63 dólares. Había tenido Bowers el desacierto de atracar una tiendecita de pueblo donde atendián tambien el servicio de correos, razón por la que el delito adquirio gravedad. El día de la fuga, Bowers escaló una alta alambrada, le avisaron, le dispararon y cayó desde veinte metros de altura.


En el segundo intento, registrado el 16 de diciembre de 1937, los dos fugitivos desaparecieron sin que se haya sabido nada de ellos. Eran Ralph Roe y Theodore Cole, dos peligrosos delincuentes condenados a penas de larga duración. Aprovecharón un dia de niebla y probablemente llegaron al mar. Con todo, las mareas muy fuertes, las aguas heladas y las corrientes vigorosas de aquel día, inclinan a pensar que perecieron ahogados. Otros intentos de fuga fueron abortados en el curso de tiroteos donde murieron algunos guardias y los fugitivos fueron muertos o heridos, cuando no se rindieron y fueron objeto de nuevas sentencias. Al ser juzgados de nuevo por los delitos implicados en sus intentos de fuga, los acusados se defendieron incriminando las condiciones de vida de Alcatraz. Hacia 1939 se procedió a alguna reforma en las dependencias de aislamiento. El intento de fuga más sangriento fue el décimo, ocurrido el 2 de mayo de 1946. Fue obra de seis reclusos, tres de los cuales resultaron muertos, al igual que dos guardianes. Fueron heridos además otros diecisiete guardianes y un preso. Los dos restantes fueron ejecutados luego por su participación en aquellas muertes. En el transcurso de su tentativa, los fugitivos sotaron a cuantos presos pudieron y éstos se hicieron fuertes en determinadas dependencias del penal, con tanto ahínco que hubo que llamar al ejército y a los marines, ademas de guardias de otras prisiones, para reducirles. Con este fin fueron utilizados gases, granadas anticarro y cargas de demolición. La llamada con toda justicia "batalla deAlcatraz" dio argumentos a los críticos del penal y demostró que el mecanismos del centro podía ser colapsado por los presos, en contra de todas las premisas barajadas en su organización y funcionamiento. El decimotercer intento, del 11 de junio de 1962, es el que dió fundamento a una pelicula relativamente reciente, la cual especula con las suerte que corrieron los tres fugitivosl Aunque la tesis oficial es que perecieron en las aguas, consta que éstas no estaban tan adversas como en el intento fracasado que antes hemos reseñado: el mar estaba a doce grados y la corriente era moderada. Los protagonistas fueron Frank Lee Morris y los hermanos John y Clarence Anglin, ladrones de bancos. El relato cinematográfico saca simpático partido del ingenioso artificio de la fuga. Los presos trabajaban en el taller artístico de Alcatraz y eran hábiles pintores. Además de sustituir con unos cartones pintados las rejas de los conductos de ventilación por donde se fugaron, aquellos artistas fabricarón tres cabezas de pasta, les dieron color y les pusieron cabello auténtico, recogido de la barberia de Alcatraz. Las cabezas, colodadas en sus respectivas camas, daban la impresión de que seguían en las mismas cuando se efectuaron los recuentos. En el curso de esta evasión , los presos sacaron partido de una serie de errores, descuidos y torpezas de los guardianes y consta que llegaron hasta el mar Días después, en el otro lado de la bahía, se encontró una cartera con fotos familiares que se relacionó con uno de los fugitivos. Nada más se ha sabido luego de ellos. Esta evasión , más el intento fallido que se produciriá el 14 de diciembre de 1962 -y que fue el último-, reavivó la polémica sobre Alcatraz. Si además de propicio a los jaleos, decián sus enemigos, resulta que el penal es vulnerable,¿para qué sirve?. Para colmo de males, ocurría que la salinidad del aire corroía las estructruras metálicas y hasta el propio cemento, de fomra que hubiera obligado a una costosa reconstrucción. El vecindario de la bahía protestaba también de que Alcatraz fuera una fuente de residuos que desembocaban en el agua. En suma, durante la gestión de Robert Kennedy en la fiscalía general de los Estados Unidos, se adoptó la decisión de cerrar el penal. Era el año de 1963. Más tarde recobraría cierta notoriedad cuando se apoderó de él un grupo de ecologistas y de valedores de los pieles rojas. En el momento presente, se ha convertido en centro de curiosidad turística. Allí se venden los materiales informativos que hemos resumido en esta miscelanea. El último preso, Frank Watherman, al abandonar aquel lugar el día 21 de marzo de 1963, comentó sentencioso: " Alcatraz nunca hizo ningún bien a nadie".





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