miércoles, 5 de febrero de 2014

El lobo de wall street



Scorsese màs DiCaprio es la fórmula peliculón.
Con estos ingredientes me atreví a entrar en el cine a ver una película de casi 3 horas, con una mujer embarazada (la mia claro), y butacas numeradas. Con un cine tan a rebosar, nos tocaron asientos separados. Vamos bronca segura.

Un alto precio que merecia la pena pagar por ver a un Leonardo DiCaprio (Jordan Belfort) excelso, sublime. En un papel de esos en que el actor se gusta. Aunque la película es larga, el personaje evoluciona constantemente, y al principio muy rápido. La estructura el espectador la reconoce desde el primer segundo, clásica. Y casi se vaticina el final en el primer acto.


Scorsese domina las situaciones corales, y sabe dar galones a los personajes secundarios. Cabe destacar, tanto el personaje de Donnie Azoff, como al actor, Jonah Hill. A la altura del mejor DiCaprio. Como no, la mujer fatal de turno (Margott Robie) complementa al lider de una fraudulenta compañía de bolsa e inversiones.
Un personaje muy sensual, y que aporta el lado más sensato de la vida loca de Belfort.



Me parece preocupante la posición (punto de vista) adquirida por el espectador, siempre del lado de Belfort. Incluso llega a caer simpático, perdonando todas sus fechorías por muy graves que parezcan. De hecho cuando acaba la película y sales del cine tienes que pararte a desconectar y ver que Scorsese nos ha metido en el pellejo de un chorizo sin escrúpulos, drogadicto, infiel, egocéntrico y macarra.


Hay que destacar el montaje dinámico, muy reconocible el estilo Martin Scorsese y sus gangster series. Ritmo vivo en los cortes.
Los movimientos de cámara dan personalidad a los personajes, siendo una prolongación de ellos mismos, fascinando a todos los trabajadores de Belfort y asociados. Los travelling eternos de ida y vueta para recreación y regocijo del ego del protagonista.

Los espacios muy bien trabajados. Muy bueno el guiño a Hitchcock y Marnie la Ladrona con los fondos muy falsos de los paraísos fiscales en Suiza. Entorno de falsas apariencias y superficialidad, tal y como puede llegar a ser cualquier banco suizo (o de cualquier otro país).

Una película sobresaliente, con un tema muy de actualidad ahora en España por desgracia. Espero que tenga presencia en los oscars.
Mi nota: 8/10

1 comentario:

GorrinoZ dijo...

No tenía pensado ir a verla pero, si un erudito en la materia como tú la recomienda, tendré que repensar mis pensamientos.