sábado, 21 de febrero de 2015

PARÍS

¡Seguro que fue en París!



Día 21 de febrero
Aurelio y Gosia viven en París. Esta puede ser la chispa por la que arde la llama.  Viajar a la ciudad del amor, (o la ciudad de la luz, o la ciudad del café a 7 pavos) debe ser uno de esos viajes que uno recuerda para siempre, y os voy a contar por qué.


Uno coge un billete de avión para 2, ya que a París o vas dos, en plan amor, o vas porque te pica la panocha, así, tipo "me voy al Moulin Rouge". Que es un antro de ligoteo y bailes obscenos de la época de Luis XVI. Vamos donde los abuelos gabachos se ponían calentorros. 


Lo más difícil no es llegar a París en sí, lo más complicado en este tipo de viajes es esquivar los sobre costes que Ryanair intenta sonsacarte constantemente. (Una maleta por aquí, un rasca y gana por allá, botellín de agua a precio de Moulin Rouge...). Pero una vez que libras de estos inconvenientes aterrizas sin problemas en la capital gabacha.

Nada más llegar, y tras un traslado en bus desde el aeropuerto de Beauvais a Port Maillot (París), nos recogen el Merino y su señora, que rápidamente nos llevan a su casa a dejar maletas, un baño checo y ale, a cenar por ahí. Que no se diga que por su culpa desperdiciamos ni un segundo del disfrute babilónico de una ciudad con tanta propuesta de ocio (sobre todo un "samedi soire").

Y para qué improvisar, al mismo lugar donde justo una semana antes Víctor y Silvia habían de cenar, como obispos. La sopa de cebolla, la recomendación de todo aquel que visita a Aurelio. Y esta sopa es lo que da calidad al viaje.

El cansancio no nos permite mucho más en estos primeros instantes, así que visita rápida al "Molino" y "pa" casa a tomar un fresquito.



22 de febrero
Aurelio creo que duerme con un polo de Tommy Hilfiger. Y baja en pijama a la "boulangerie" más próxima a comprar típicos croissants y "pain au chocolat", mandangas típicas francesas. Y como buenos comensales, nos ponemos hasta las patas de bollería. Y así, rodando, salimos Arancha y yo hacia el "metropolitain".



Nuestro primer destino es la torre Eiffel.
Como somos muy avispados, compramos los billetes por internet días antes, ahorrándonos una cola de 25 centímetros (horas y horas de espera). Como muy pitis entramos pronto hasta la primera planta de la torre. Ya aquí, las vistas molan un puñao, y rodeando la torre, desde lo alto, descubrimos varios rincones que más tarde visitaremos. Todo el monumento está lleno de rincones "plastukis*". En alguno de ellos algún amigo mío habrá sacado el anillaco para menesteres matrimoniales.


*plastuki (place to kiss)

Bien, pues si ya aquí las vistas eran espectaculares, subir a la cima de la torre nos iba a dejar con la boca abierta y ojipláticos. Desde arriba la sensación de vértigo alucina vecina, y es que nos encontramos a 323 m. de altura (bueno alguno menos, que no estamos en el pararrayos).

Luego hay que volver a poner los pies en la tierra, y como queremos experimentar con la torre metálica, ¡nos bajamos 300 escalones a pata!. ¡Viva el vino!.


Al fondo una vista de París sobre el río Sena.

Un poco cansados y ya con la hora de comer encima, nos dirigimos a un restaurante. Nos alejamos un poco de la zona de bullicio, para evitar el sablazo del turisteo, pero aún así nos soplan 43€ por un plato de pasta y una pizza, botella de agua y cerveza grande, (aunque yo la quería pequeña). Se quedó sin propina el "maitre"(ni propina ni propino).

Continuamos de paseo. Pateamos por "los inválidos" y llegamos hasta la "place de la concorde". Allí nos recogen nuestros anfitriones para llevarnos a ver Versailles al atardecer.
Antes de entrar al palacio, un reconstituyente café y crepe de turno (todo muy francés).
Llegamos a última hora a los jardines, casi están cerrando. Pero podemos intuir la grandeza de un lugar como este. Nos quedamos con las ganas de ver el espectáculo de las fuentes y de los rincones y jardines que rodean el lugar.
Pero para hacer un poco el tonto siempre hay tiempo hombre.

Versailles y sus fuentes majestuosas.

Ya anochece así que "pa" casa a cenar y a tomar un fresquito.

La cena que se curran los señores de la casa es "chapeau"; tortilla de patata con el más puro estilo de la pepi; y combinación de quesos. El postre será a base de un calentón de "Coulant" de chocolate y helado. (Como ver a Dios).

23 de febrero
El ecuador del viaje. 
Nos despertamos sabiendo que Polonia se hacía con su primer Óscar, gracias a la película Ida (Gosia está muy contenta, lo celebra trabajando mucho). Un día intenso donde el Louvre será el primer destino. Y es que ya se sabe que teta que mano no "Louvre"... Nos hacemos unas cuantas fotos, al más puro estilo japonés en los exteriores más míticos del museo. Esta vez no entramos, quizás en nuestra próxima visita.


Cogemos el metro para llegar a la catedral de "Notre Dame". Una iglesia con grandes vidrieras, situada en una isla en el río Sena. No vimos a Quasimodo, pero nos dimos una vuelta por su interior.
Y ale, ¡expertos en arquitectura gótica oiga!.
Ojo a los bares de esta zona, o tomas 2 cafés o ninguno, pero sólo 1 ... ce n'est pas possible!.



Hora de visitar otra zona de París, una de las más bonitas. "Sacre Coeur" en Montmartre, un barrio encantador, lleno de mercadeo y artistas callejeros. 
Sin duda una de las mejores vistas de París. Aprovechamos para tomarnos un café y un crepe para recargar energías. Energías que nos llevarán hasta casa, "pa" casa a cenar y a tomar un fresquito.

Sacre Coeur (Montmartre)

Gran cena también en Chez Merino-Krol, a base de muslitos de pollo y ensalada con pipas fritas. El postre mereció la pena repetirlo (maldito coulant, ¡qué bueno!).

24 de febrero
Último día en París. Varios planes que rondan mi cabeza son saboteados por el "mardi fou". Se ve que los martes es mal día para el turismo. Se queda en el limbo del turisteo mi visita al museo del cine y el paseo por algún que otro mercado.
Así que no acercamos a ver el arco del triunfo y a pasear por los campos elíseos y sus elitistas tiendas.



Dejamos que llegue la hora de comer, y en una marquesina de autobús encontramos el plan más económico con asiento y cobijo de la lluvia. Sandwiches buenísimos.
Y por fin, nos recogemos. Hacemos una despedida corta, recogemos nuestras maletas y "pa" casa, a dormir y a tomar un fresquito.

Te recomiendo viajar a París si te gusta bajar 300 escalones de la Torre Eiffel o si te pica la panocha.



lunes, 5 de enero de 2015

PEÑA LA CABRA

El mundo sigue...

Arián llegó al mundo y no quería convertir este diario en un monotemático blog de padre en el que sólo apareciera mi hijo. El niño comiendo, el niño en el baño, Arián cagando, etc. Así que me he guardado celosamente durante casi 1 año la libertad de escribir aquí.

5 de Enero de 2015, la ya clásica cena del "amigo chino" se celebra esta noche de reyes. Y la tradición dice que una montaña debe ser ascendida por alguno de los comensales. En este caso, Víctor, Luis y yo mismo.


Las 8:00 a.m. no le parece del todo bien a Luis así que aparece a las 8:20, se ve que le gusta el coche calentito con la calefacción ya encendida desde hace un rato.
Víctor conduce hasta el puerto de "La Puebla". Interesante para ir con la flaca (a opinión de Victor).
El clima es excelente así que vamos ligeros de equipaje.

Comenzamos la excursión hablando de nuestras cosas, una conversación muy variada, y que a juzgar por el abundante parloteo, poca dureza lleva la marcha. Somos unas auténticas marujas.
A la altura del refugio de los cazadores ha desvariado tanto la temática que el debate se centra en "la Pedroche", ¿está sobrevalorada, o no?.


La verdad es que hacía tan bueno, e íbamos tan sobrados de energía que paramos unas cuantas veces a almorzar. Unas barritas energéticas, frutos secos, gominolas. Y  seguimos con nuestras conversaciones profundas. Otro de los temas a tratar fue la incompetencia de algunos técnicos del ayuntamiento, y de como dan proyectos a dedo, a sus amigos y allegados. Un debate que nos mantuvo entretenidos casi hasta la falda de la peña "La cabra".
Interesante afrontar esa última ascensión con un cabreo monumental.


Por aquel entonces Luis ya había perdido su gorro.

Un arreón y ya estábamos en la cumbre, gran momento para un re-almuerzo. Merendola que se vio interrumpida por una grupeta de excursionistas jubiletas, alborotadores y domingueros (muy madrileños ellos). Jaleo, música del móvil a toda pastilla, como quinceañeras, ¡el sonotone a reventar!. Botella de champán al viento y ale a seguir su marcha.
Mientras tanto nosotros a lo nuestro. Jamoncito, lomo bueno que suponemos había preparado Vanesa (la mujer de Luis). Y echamos de menos un traguillo de clarete.

Ya que nos había sabido a poco continuamos hasta otra cima cercana, a huella de los geronto-senderistas.

 Atípica cumbre sin bandera arandina.

 Lomo y Jamón cortesía de Vanesa.
Gerontofílicos desaforados al fondo.

Ya en la otra cumbre no nos quedó más remedio que almorzar otro poco, ¿qué podiamos hacer si no?. 
Las charlas entre Víctor y Luis se escapaban a mi entendimiento así que me entretuve haciendo unas fotos.
El día estaba tan despejado que se veían las torres de Madrid. Y la boina de contaminación también.
De regreso, y nadie sabe por qué a Luis se le ocurrió la idea de hacer un tramo (de ascenso) corriendo. Ale preparados, listos, ya!
Y como tres anormales que nos pusimos a correr. Llegamos reventados hasta una de las antenas que invaden la zona. Sólo arriba se nos ocurrió pensar en lo tontos que éramos.



Y tanto hablamos que parecía un programa de la Pasabán de esos de entrevistas.

Por fin alcanzamos el coche, que como todo el mundo sabe, el coche es "casa",  una vez que llegas a él, la única opción que hay es la de volverse a casa.
Ya a la vuelta, hicimos una última parada en el "Lagar de Milagros" a zamparnos unos torreznos y unos huevos con jamón. Se ve que habíamos pasado hambre en esta aventura.

Por la noche la cena del "amigo chino" fue un auténtico éxito. El café le tomamos con sacarina. 
Fin.


sábado, 22 de marzo de 2014

ARIÁN




Echas la vista a atrás en la vida, eres consciente de lo buena que ha sido hasta ahora. Con 35 años nada podía ser mejor. Cruzas una mirada con Arián, y te das cuenta que en todos esos años no ha habido un instante mejor.

No quiero ser el típico padre contando a todo el mundo lo grande que es tener un hijo, porque esto es algo que no se puede explicar con palabras, una sensación única e intransferible.

Esta aventura comenzaba allá por el mes de junio cuando Arancha después de tres predictor, por fin compró uno que funcionaba, y entre lágrimas me dijo: "ya".



Las risas y las lágrimas serán una constante el resto de las 40 semanas y 6 días de embarazo.
El comienzo fue algo duro, vómitos y más vómitos. Pero Arián se agarraba fuerte a Arancha, parece que le gustaba su nueva familia. Hasta le llevamos de vacaciones!
Casi cuatro meses después nos dijo el dr. Adrián que teniamos un niño, pero Arián ya lo sabía.
Y más tarde la ginecóloga nos lo reafirmaria con un "vaya matrícula, es un varón".

De los meses 3 al 6 tranquilidad, si hay una parte de embarazo relajada, es ésta. Dejar pasar los días y preparar el nido. En esta parte fundamental la ayuda de familia y amigos. Agradecer a Claudia, Javier, Cristina, Daniel, Lucía y sus progenitores; el material prestado, su ayuda es más importante de lo que ellos mismos creen. Cuando Arián trabaje que les invite a comer en "el Pastor"!.
En este momento te das cuenta de los complementos que trae un bebé.

Llega el último trimestre, el maaaaaaaás largo de todos (y eso que tiene los mismos días). Cursos de preparación al parto, clases de la matrona, lecturas sobre la lactancia y una infinidad de información que nunca pensé recibir. Ahora es el momento.
Para Arancha, el maravilloso mundo del "Alquen", el ardor de estómago. Ya no desaparecerá hasta la llegada de Arián.
En esta época se reciben muchos regalos, y aquí va un agradecimiento general a todos los que nos han hecho llegar un detalle y sus felicitaciones.
También es un buen momento para elegir el carro, con algo de antelación, ya que a Luis Felipe se la va mucho la pinza y hay que insistirle un poco... pero luego todo llega bien.

 Y llegó el gran día, a las 22:00 mientras el Barça se clasifica para los cuartos de la champion, Arián empieza a dar guerra con unas dolorosas contracciones que nos llevan hasta urgencias. Falsa alarma, Marta, una de las matronas nos dice: "aún no estàs de parto". Con un centímetro de dilatación, a casa.

Difícil noche aquella del 13 de marzo, cada 5 minutos una dolorosa contracción... o al menos eso dice la sufridora.
Y ya, a las 7  de la mañana, de nuevo al hospital. Cada 3 minutos, zas! Latigazo! Así que ya dejan ingresada a la futura madre. Yo me limito a acompañar y consolar gritos de dolor.
De pronto llegó la amiga epidural, la mejor amiga que una embarazada parturienta podría tener. La cara de Arancha vuelve a recuperar su sonrisa habitual.




Pasaban las horas, llegaba el cambio de turno, aparecen Salma y Susana, que al final serán las personas que ayuden a Arián a llegar a este mundo. Y poco a poco llegó el momento: "Arancha, estás de parto". Trago saliva, Arancha y yo nos miramos, y ale, al turrón.

Nos gustaría que hubiera sido al estilo Gila, que Arián llamase donde el vecino y le dijera, hola Anival, he nacido, y éste le echara la bronca por haber nacido solo.
Pero no fue así, y hubo que empujar.
La matrona y la enfermera dejaban todo listo, incluso un espejo en el que Arián se podría mirar al nacer, ni que fuera Cristiano Ronaldo... y viene la contracción y.. empuja!! Y otra contracción y... empuja!! Y así sucesivamente hasta que en el último arreón salió Arián. Y casi sin terminar de salir, el muchacho nos presentó sus pulmones. Y que guapo es el jodio.




Ahora que ya nos hemos visto y nos conocemos, es el momento de sacarle parecidos, que si al abuelo, que si al tío David.. demasiado pronto creo yo para parecerse a nadie.
Por estar en el paritorio tuve un premio muy grande, cortarle el cordón umbilical a mi hijo, y ponerle su primer pañal. Emocionante.
Este sería para siempre el momento más especial de toda mi vida, algo que nunca olvidaré.
3.390 gramos de muchacho y 48 cm de largo. No es Jordan pero vale, está dentro del estándar.

Y aquí comienza la historia de Arián, Arancha y Fabián. Una familia nueva.




miércoles, 19 de febrero de 2014

LA GRAN ESTAFA AMERICANA



Oh yeah!

Lo mejor de ir a ver una película de la que desconoces todo, es la capacidad de sorpresa que tiene, ya sea sorpresa agradable o bien un bodrio letal.
Justo antes de entrar a la sala, un amiguete me comentó que lo mejor eran los actores... y no sabéis hasta que punto. Pero sin desmerecer a la dirección, la fotografía o el montaje.

Dos de estos actores (Christian Bale y Amy Adams) , los principales; son bestiales, magníficos, exagerados... con ideas de interpretación dignas del mismísimo Marlon Brando. Gestos sutiles, miradas y frases muy estudiadas que llevan a los protagonistas a una elevada tridimensionalidad en sus personajes. Clase magistral de como utilizar el subtexto interpretativo.




La película cuenta la historia de Irving Rosenfeld (Christian Bale), un hombre muy inteligente que, junto con su atractiva compañera Sydney Prosser (Amy Adams) se ve obligado por un agente del FBI (Bradley Cooper) a trabajar en un complicado y peligroso caso: el agente les empuja a un mundo lleno de mafiosos situado en Nueva Jersey donde deben cumplir una misión.

Allí, se encontrarán con Carmine Polito (Jeremy Renner), un apasionado político que se encuentra en una delicada situación relacionada con unos estafadores. Por su parte, la impredecible mujer de Irving (Jennifer Lawrence) puede no ser tan inocente como su marido creía. 

Me gusta la idea de como a raíz de pequeñas estafas, a nivel muy local, entretejen una madeja que va arrastrándose a lo largo de mafia, politicuchos, politicos más relevantes y hasta senadores. Maletines, sobornos y triquiñuelas del FBI que acaban ridiculizando los métodos policiales y destapando un sistema politico-financiero que no funciona... para nada, a que me recuerda?.

Quiero destacar la sensualidad que esparce Amy Adams, y si no, que le pregunten al agente del FBI, que pasa la mitad de la película tratando de calzarsela, con escaso resultado, y calentón al canto.
Y no hay que olvidar que ella juega su carta con el agente, en este juego de engaño a tres bandas. Aunque ella está enamorada de Irving, y êl, de ella. Esto es un relato bizarro de Romeo y Julieta a la "American Hustler".

Amy Adams (hay miradas que dicen más que cientos de frases de un guión)

Buena dirección de David O. Russel, sorprendente si repasamos sus anteriores obras, bastante reguleras (The mission, El lado bueno de las cosas, The fighter, Tres Reyes...). Mueve bien la càmara y maneja bien a los personajes. Abusa conscientemente de los planos medios, cosa normal teniendo delante de la càmara tan alto nivel interpretativo.



La fotografía es muy agradable, tonos cálidos y cambia la textura y los tonos según se mueve en el tiempo, lo que nos facilita un mejor seguimiento de la historia, tan enrevesada.
Quiero resaltar también la banda sonora que acompaña la película. La llena de ritmo y aporta en todo momento la atmósfera necesaria para no perdernos y evadirnos de la trama.


Con un sonido que nos remite indudablemente a la década de los 70 en la que transcurre la historia, a través de un buen puñado de canciones realmente bailables y cantables de artistas como Tom Jones, los Bee GeesDuke EllingtonElton John (por citar solo algunos de ellos), su banda sonora oficial está compuesta por quince temas de géneros como el pop, el blues, el folk, el rock suave o la música disco (podéis consultar el listado aquí). Una heterogénea y acertada mezcla que es francamente pegadiza, y que seguro que os hace tararear muchas de las canciones que a continuación destaco, tal como hacen los protagonistas de la propia película en alguna ocasión (Jennifer Lawrence canta en una escena parte de la mítica Live and let die que escribióPaul McCartney para el filme homónimo de James Bond allá por 1.973, mientras que en otra secuencia Christian Bale y Jeremy Renner entonan copa y puro en mano «My, my, my Delilah! Why, why, why Delilah?» casi con la misma pasión que lo hizo el propio Tom Jones).



En los Oscar tiene 10 candidaturas, ni más ni menos y, por supuesto, en las categorías principales como Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Actor y Actriz, Mejor Actor y Actriz de Reparto.

Mi apuesta es clara a mejor actor (se la juega con DiCaprio)  y mejor actriz. Se lo merecen.

Mi nota: 7/10

miércoles, 5 de febrero de 2014

El lobo de wall street



Scorsese màs DiCaprio es la fórmula peliculón.
Con estos ingredientes me atreví a entrar en el cine a ver una película de casi 3 horas, con una mujer embarazada (la mia claro), y butacas numeradas. Con un cine tan a rebosar, nos tocaron asientos separados. Vamos bronca segura.

Un alto precio que merecia la pena pagar por ver a un Leonardo DiCaprio (Jordan Belfort) excelso, sublime. En un papel de esos en que el actor se gusta. Aunque la película es larga, el personaje evoluciona constantemente, y al principio muy rápido. La estructura el espectador la reconoce desde el primer segundo, clásica. Y casi se vaticina el final en el primer acto.


Scorsese domina las situaciones corales, y sabe dar galones a los personajes secundarios. Cabe destacar, tanto el personaje de Donnie Azoff, como al actor, Jonah Hill. A la altura del mejor DiCaprio. Como no, la mujer fatal de turno (Margott Robie) complementa al lider de una fraudulenta compañía de bolsa e inversiones.
Un personaje muy sensual, y que aporta el lado más sensato de la vida loca de Belfort.



Me parece preocupante la posición (punto de vista) adquirida por el espectador, siempre del lado de Belfort. Incluso llega a caer simpático, perdonando todas sus fechorías por muy graves que parezcan. De hecho cuando acaba la película y sales del cine tienes que pararte a desconectar y ver que Scorsese nos ha metido en el pellejo de un chorizo sin escrúpulos, drogadicto, infiel, egocéntrico y macarra.


Hay que destacar el montaje dinámico, muy reconocible el estilo Martin Scorsese y sus gangster series. Ritmo vivo en los cortes.
Los movimientos de cámara dan personalidad a los personajes, siendo una prolongación de ellos mismos, fascinando a todos los trabajadores de Belfort y asociados. Los travelling eternos de ida y vueta para recreación y regocijo del ego del protagonista.

Los espacios muy bien trabajados. Muy bueno el guiño a Hitchcock y Marnie la Ladrona con los fondos muy falsos de los paraísos fiscales en Suiza. Entorno de falsas apariencias y superficialidad, tal y como puede llegar a ser cualquier banco suizo (o de cualquier otro país).

Una película sobresaliente, con un tema muy de actualidad ahora en España por desgracia. Espero que tenga presencia en los oscars.
Mi nota: 8/10

lunes, 23 de diciembre de 2013

EL OCEJÓN, 4 AÑOS DESPUÉS

Pico Ocejón - 2049 m.
Hacía 20 años que los exploradores Indiana de las Heras y Pachi Jones pisaron por primera vez la cumbre de este pico iniciático. Y es que el Ocejón es una montaña agradecida de subir, un 2.000 de los que engancha. No sólo por las rutas en sí, sencillas, si no por las vistas, el paisaje, el entorno; todo ello suma un conjunto de cualidades que hace del Ocejón "La montaña perfecta".
Por eso mismo hace 4 años estos sherpas de la ribera decidieron llevarme con ellos a una expedición a la sierra de Ayllón.

En aquella ocasión en 2010 fuimos cinco domingueros los que realizamos la ruta en esta ocasión sólo tres. Ni Luisma ni Peñalba pudieron venir.

Salimos a las 8:15 desde Riaza, campamento base. Con muchas dudas sobre el estado de la carretera, salimos hacia el puerto de "La Quesera", puesto que seguramente estaría nevado. Pero las ruedas de invierno del "vitimovil" daban tranquilidad. Camino despejado en la parte castellano-leonesa y con hielo en la parte de Guadalajara. Estos manchegos son un poco dejados.

Una vez màs, los tres montañeros
Carretera cubierta de nieve
Vista del pico del lobo
La maldición de Sísifo

Llegada al pueblo de Majaelrayo, uno de los pueblos negros de la sierra de Ayllón, llamados así por el color de sus casas, formadas con pizarra de color negro, esta roca nos acompañará hasta la cima del Ocejón.
Nada más llegar al pueblo nos encontramos con el parking, única zona donde podremos dejar el coche sin que ningún paisano se mosquee y trate de volcarnos el auto. A penas 100m. Separan el aparcamiento del bar, y frente al bar, la primera señal informativa de la senda al Ocejón.

 Las placas de pizarra componen las fachadas

Pronto comenzamos el ascenso. El camino está perfectamente señalado. Rodeados de robles, algunos realmente viejos, se va subiendo suavemente, con cuestas poco pronunciadas. Un trío atrevido nos adelanta a paso acelerado, pronto recogeremos sus cadáveres. Supongo que alguna placa que hay colocada por el camino pertenece a algún senderista envalentonado. El entorno es muy bonito, en esta fase de la ruta nos encontramos con poca gente, muy diferente seria la muchedumbre que veríamos en la zona alta de la montaña.




Siguiendo el caminito de baldosas amarillas llegamos al cruce que nos marca las direcciones, hacia Valverde de los arroyos o bien hacia la cumbre. Pues es ahí donde vamos. Continuamos ascendiendo, en esta fase encontramos una auténtica romería de senderistas, senderistas cristianos de algún colegio. Esta fase desacredita nuestra excursión por desgracia, ya que muchos de esos montañeros son nińas... y suben en zapatillas y cantando canciones de Miley Cyrus.
Antes de atacar la cumbre principal, aprovechamos para hacer una corta visita al hermano pequeño de Ocejón, el "Ocejoncillo".
Ya en la cima, aprovechamos para homologar el paseo con la típica foto con la bandera arandina.
Tiempo de almuerzo, regado con una cerveza artesanal "Milagritos", elaborada por el amigo Monzón y su esposa Isabel. Muy fresca (la cerveza, no la mujer).





Hora de comenzar el descenso, pero Indiana de las Heras tiene ganas de rock&roll y lo que hace es alargar un poquito la ruta, marchando sobre una cresta de rocas de pizarra... cuando menos interesante. Pachi Jones y yo mismo, le vigilamos de cerca para que no haga locuras. Los gallinazos nos acechan deseado que nos convirtamos en su cena.
 De las Heras kid

Después de algún que otro rodeo para conocer la zona andamos hacia abajo. Bajamos muy rápido, la superficie está blandita y se anda rápido. Nos guiamos por la senda gr, siguiendo los símbolos rojos y blancos. 
En 1 hora conseguimos alcanzar el bar de Majaelrayo, allí nos esperan unas cañitas, unas migas y unos montaditos de chorizo de pueblo frito. Bien merecido.


 Migas y chorizo
Ruta circular Majaelrayo-Ocejón-Majaelrayo

Espero que pronto podamos volver a esta montaña, que tan buen sabor de boca mos deja siempre. 

Màs info:
http://es.m.wikipedia.org/wiki/Pico_Ocej%C3%B3n